Polémica por una investigación que capturó miles de ejemplares, entre ellos hembras preñadas
Un artículo publicado en una prestigiosa revista científica, Polar Biology, sugiere que, en aguas subantárticas, las ballenas Minke han perdido un 9% de su grasa corporal en 18 años debido a la escasez del krill. La historia no tendría mucho más interés si no fuera por cómo se ha realizado el estudio. "Para evitar errores estadísticos, se han cazado 2.890 ballenas macho maduros y 1.814 hembras preñadas", relatan los investigadores del Instituto de Investigación de Cetáceos de Tokio en el artículo.
Algunos científicos están profundamente preocupados por este artículo. En palabras de Josep María Gili, profesor de Investigación del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, se ha establecido un precedente muy grave. "Polar Biology es la más prestigiosa revista polar de biología marina del mundo. Al aceptar este artículo se cometen dos graves errores: el primero es licitar la caza de ballenas, que es ilegal, a través de un trabajo que se publica en una revista de actualidad científica rigurosa; en segundo lugar, el mensaje que se desprende es que todo vale en ciencia para llegar a un objetivo concreto". Gili, co-editor de la revista, añade: "¿Dónde está el límite? ¿Dónde está la ética? Estoy replanteando seriamente mi colaboración en este medio".
El editor en jefe, Gotthilf Hempel, cree, en cambio, que el artículo es correcto: "Lo enviamos a dos prestigiosos científicos y no observaron errores ni en el planteamiento ni en la manera de tratar los datos". Y es que, para ser publicado en una revista de prestigio, cualquier trabajo científico ha de pasar primero por los árbitros, dos o más investigadores anónimos que opinan, corrigen y hasta rechazan un artículo según la rigurosidad de los datos y el planteamiento. "Además, -añade Hempel- la ballena Minke no es una especie en extinción. Se calcula que tiene una población de entre 700.000 y 80.000 ejemplares alrededor del planeta".
Una vieja controversia
La ballena Minke (Balenoptera acutorostrata) es uno de los cetáceos más cazados del planeta. Según el órgano de regulación de especies (CITES), esta ballena, aunque no es una especie amenazada, está en el límite de su explotación. En 2007, el Gobierno japonés tenía intención de capturar 935 ejemplares, pero las acciones de los grupos ecologistas hicieron que este número bajase a 551. "No tenemos tiempo suficiente para la investigación debido a los asaltos de los conservacionistas", aseguran fuentes de la Agencia Japonesa de Pesca.
Los nipones critican de forma contundente lo que, para ellos, es una posición hipócrita de Europa. "Muchos países europeos exterminaron las ballenas entre finales del siglo XIX y principios del XX, y ahora nos impiden a nosotros cazarlas de forma sostenible", dice Shigeki Takaya, del mismo Instituto de Investigación de Cetáceos de Tokio. "Durante los últimos años ha habido un aumento notable en las capturas", rebate Junichi Sato, de Greenpeace.
Éste no es, sin embargo, el primer caso en que se mata una especie para producir un trabajo científico. Se han producido en torno a 60 casos en más de veinte años.
Un potencia ballenera, en apuros
Los japoneses tienen una larga tradición ballenera. Sin embargo, la pesca de estos cetáceos se disparó tras la Segunda Guerra Mundial. En esa época, las ballenas eran para Japón (y otros países) una fuente barata de proteína y grasas. El declive llegó unas décadas más tarde. Japón pasó de un pico máximo de captura de 226.000 toneladas en 1962 a las 15.000 de 1985 (justo antes de que se prohibiese su captura en todo el planeta).
El declive de las poblaciones indicaba una necesidad imperativa de detener su captura. Los nipones han insistido en la necesidad de revisar los tratados de prohibición de caza, alegando que ahora hay instrumentos para hacerla de forma más "sostenible".
Vía Público
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1 comentario:
ahora al libre comercio de ballenas le llaman estudio cientifico, mierda de japos !!!
un beso
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